Cómo atender un ataque de pánico de un amigo o familiar a la distancia

Lo más importante es recordarle que estás ahí para acompañarlo, que no estás para juzgarlo en cómo se siente

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“Estaba bien y de repente sentí que no podía respirar”, suele ser cómo la mayoría de las personas describe cuando comienzan a sentir un ataque de pánico o un trastorno de pánico, como también se llama. En efecto, los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar y sin previo aviso.

El Instituto Nacional de la Salud Mental (NIH, por sus siglas en inglés) describe el trastorno de pánico como un tipo de trastorno de ansiedad, cuyos ataques se manifiestan como sensaciones repentinas de terror sin un peligro aparente. La persona puede sentir como si estuviera perdiendo el control.

“Una de las cosas que debemos establecer es que el ataque de pánico es una señal de un sufrimiento. La persona realmente está experimentando unos síntomas que puede ser desde falta de aliento, sentir que no puede respirar, hasta empezar a hiperventilar, producto precisamente de que no le está llegando el aire y se siente muy mal”, explica la psicóloga Vanessa Rivera Cruz, quien es directora interina de la Clínica Albizu.

Igualmente, según indica, es una sensación emocional real porque la persona siente que está en peligro y que hasta puede morir al no poder respirar. A esto se les une el pensamiento y la emoción, por lo que la persona percibe una amenaza a su bienestar. “Le causa mucho miedo y ansiedad, de pensar que se va a sentir así por un tiempo prolongado. El ataque de pánico tiene una terminación, pero en el momento, en el pensamiento de la persona, eso no va a terminar”, añade la psicóloga clínica, mientras expresa que un ataque de pánico por lo general puede durar un máximo 10 minutos.

Entre los síntomas físicos que pueden presentarse son: latidos rápidos del corazón (taquicardia), dolor en el pecho o en el estómago, dificultad para respirar, debilidad o mareos, transpiración, calor o escalofríos y hormigueo o entumecimiento de las manos.

Debido al aislamiento como medida de prevención de contagio del coronavirus COVID-19, en vez de ayudar a alguien de manera presencial, hay más probabilidad de que sea a través de una llamada telefónica de un amigo o familiar que te verbalice esas señales de ataque de pánico que está experimentando. Ahora bien, ¿cómo puedes reaccionar a distancia?

“No puedo respirar”, “me voy a morir”, “el corazón se me quiere salir”, “siento hormigueo en el cuerpo” y “estoy sudando frío” son algunas de las frases que puedes escuchar al otro lado del teléfono.

Si recibes la llamada

“Una de las cosas más importantes es que nosotros usualmente queremos entender lo que le pasa a la persona y comenzamos a hacer muchas preguntas. No debemos preguntar ‘¿qué te pasa?’ ni ser muy invasivos en querer saber cada detalle. En ese momento, lo más importante es estar presente y recordarle que estás ahí para acompañarle”, aconseja Rivera Cruz, quien además es parte de la facultad del programa de doctorado de Psicología Clínica de la Universidad Carlos Albizu.

– Evita hacer preguntas. En el afán de entender, quizás lo que le haces pensar a la persona es que precisamente no estás sinceramente con ella.

– Presionarte a entender exactamente lo que le pasa a la otra persona no debe ser una opción.

– Opta por la escucha atenta. No quieras entender cada cosa que le está sucediendo, sino escuchar lo que está sucediendo. Dale el espacio de que se exprese sobre cómo se siente y logra esa escucha.

– Esa llamada debe ser un espacio de no juzgar. Déjale saber que no estás ahí para juzgarle en cómo se siente o con lo que le está pasando.

– Si la persona realmente siente que está en peligro, no trates de decirle “No, todo está bien”. Esto lo que realmente está haciendo es un poco invalidar y juzgar. Manifiesta: “Estoy aquí contigo, si necesitas respirar, respiramos”.

 Quédate en el teléfono. Clarifica, “¿qué necesitas de mí?”. Sobre todo, que la persona sepa que estamos presentes.

– En el caso de que se trate de una videollamada, procura que la persona vea que estás pendiente a ella y no te distraigas con lo que estén transmitiendo en la televisión o con alguna otra situación a tu alrededor.

– Muchas personas pueden no compartir el cómo se sienten porque “no quieren molestar”. Asegúrale a esa persona que te escogió a ti para ese momento difícil, que tiene el espacio para que confíe en ti.

– Si esa llamada se da de una manera casual y logras identificar las señales, andes de que se desencadene un ataque de pánico, busca que la persona se conecte con su entorno y con el espacio que está atendiendo en ese momento. Puedes empezar preguntando: ¿Qué has hecho hoy? ¿Qué comiste? ¿Cómo lo preparaste? O, de igual forma, háblale de alguna salida o experiencia que tuvieron juntos, de algún interés en común, un relato de algo positivo y traerlo al momento presente.

La respiración es clave

La persona que empieza a sentir lo que posiblemente es un ataque de pánico, ya sea porque es la primera vez que lo está experimentando o porque le ha ocurrido en otras ocasiones y ya lo sabe identificar, lo recomendable es controlar la respiración.

“La respiración es clave. Si el cerebro no se oxigena adecuadamente, si no llega el oxígeno al cerebro, los pensamientos no van a fluir de la mejor forma. Mucha gente comienza a practicar la respiración de manera consciente. Sentir que hay aire entrando por tu nariz, que no es algo que hacemos simplemente automático, sino tener esa consciencia de que estoy respirando. Estar presente en ese momento y buscar la calma; esa calma puede llegar poco a poco. Sería importante ese espectro de la reflexión en cuanto a la respiración”, informa la doctora en psicología clínica. A la vez, recomienda que quien comience a sentir un trastorno de pánico llame a una persona de su confianza.

También puedes sentir miedo

De acuerdo con Rivera Cruz, la persona que está apoyando a la persona en sus síntomas, igualmente puede sentir miedo y preocupación, sobre todo si está a la distancia, por lo que quizás también va a necesitar a su vez a alguien con quien expresar ese apoyo que tuvo que manifestarle a otro para canalizar sus emociones. Obviamente, guardándole la privacidad a quien llamó.

“No pensemos que no somos vulnerables en ese momento porque somos la persona de apoyo. Somos la persona de apoyo, pero también sentimos y quizás quien nos está llamando es alguien con quien nos sentimos emocionalmente vinculado. Así que nos sentimos con mayor responsabilidad”, manifiesta.

Si sufres de ataque de pánico

Los ataques de pánico -en los que dominan los pensamientos catastróficos- normalmente no deben pasar de ser precisamente un momento con unos síntomas. La psicóloga clínica indica que, de presentarse otra sintomatología, puede haberse complicado por otra situación, por lo que se debe buscar ayuda profesional.

Asimismo, señala que si se tornan recurrentes los ataques de pánico es relevante establecer precisamente qué eventos quizás son los más significativos en la vida de la persona y poderlos trabajar la regulación emocional dirigida a su bienestar. La psicoterapia sería recomendable y, si de la evaluación se implica la necesidad de medicamento o un tratamiento farmacológico, lo recomendable sería el referirlo a un psiquiatra.