Entre la academia y los estudios en la Albizu…Entrevista a Neishmarie Bellavista Natal

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– ¿Cuéntanos tu trasfondo?

Desde que comencé mis estudios en el campo de la psicología, me ha apasionado el

entender el comportamiento humano y las formas en las que podemos mejorar, sobre todo,

en la salud mental. Completé mi bachillerato con honores y decidí continuar con una

Maestría en Consejería Psicológica en la Universidad Albizu, Recinto de San Juan.

Durante mi maestría, no solo he adquirido conocimientos teóricos, sino que, también he

tenido la oportunidad de aplicarlo en lo que son contextos prácticos a través de la

práctica clínica en el Centro Buen Pastor.  Recientemente, he sido aceptada en el programa

de Doctorado de Psicología en Consejería Psicológica en la Albizu, lo cual

me llena de satisfacción y de mucho entusiasmo para seguir fortaleciéndome en mis estudios y

en mi capacidad para ayudar a otros.

– ¿Qué te motivó a ser asistente de cátedra?

Mi interés es compartir mis conocimientos y mis experiencias con otros

estudiantes. Siempre he creído que la educación es un pilar fundamental para lo que es el

desarrollo personal y profesional de cada uno de nosotros. Al convertirme en asistente de

cátedra en el curso de Cognitive Asessment, vi una oportunidad para enriquecer el

aprendizaje de mis compañeros y futuros colegas. Incluso a través de mis conocimientos,

ayudar a comprender conceptos complejos; guiándolos en ese proceso de desarrollo académico

 por el cual yo también pasé. Además, ser asistente de cátedra me permitió fortalecer mis

 propias habilidades de lo que es la enseñanza; de lo que es la comunicación y la paciencia,

preparándome para mi futura carrera como psicóloga. Siempre he soñado que, además de ser

psicóloga, me gustaría también, adentrarme en la docencia dentro de la carrera.

– ¿Cuál es tu mayor logro?

Mi mayor logro ha sido culminar con éxito mi práctica clínica en el Centro Buen

Pastor. Durante estas prácticas definitivamente ha sido un proceso enriquecedor, al

trabajar con una variedad de casos complejos que me desafiaron a aplicar mis

conocimientos de manera práctica, pero de manera efectiva. Este logro no solo

reafirmó mi vocación, sino que, también me proporcionó lo que es una profunda

satisfacción personal al ver el impacto positivo de mi trabajo en la vida de otras personas.

– ¿Cuál ha sido tu mayor reto?

El mayor reto ha sido manejar el equilibrio entre las demandas académicas, las

responsabilidades de mi práctica clínica y mi rol como asistente de cátedra. Este

equilibrio requirió una gran cantidad de planificación, organización, y a veces, sacrificios

personales. Hubo momentos en los que las fechas de entrega y los compromisos se

superponían, generando niveles muy altos de estrés. Sin embargo, este reto, también, me

enseñó la importancia de manejar correctamente el tiempo y, sobre todo, desarrollar

resiliencia en el proceso. En dicho proceso aprendí a priorizar las tareas, delegar

responsabilidades cuando era necesario y mantener un enfoque positivo;

incluso en los momentos de alta.

– ¿Qué reflexión nos puedes compartir sobre este proceso?

En reflexión sobre mi experiencia como asistente de cátedra puedo compartir la importancia de la

autocompasión y el cuidado personal en nuestra formación y en nuestra práctica profesional. Sin

 duda alguna, en el campo de la psicología a menudo nos enfocamos tanto en ayudar los demás

que olvidamos cuidar de nosotros mismos.  Nos enfocamos en nuestras responsabilidades y  

olvidamos ese detalle. He aprendido que es fundamental mantener un equilibrio saludable en el

trabajo y la vida personal.  Además, la autocompasión es la clave para evitar el agotamiento

profesional.

Definitivamente, cada experiencia, ya sea un reto o un éxito, es una oportunidad de aprendizaje.

Lo más importante es mantener una actitud abierta y receptiva, para permitir crecer

continuamente, mejorar como personas y profesionales.