Cuando escuchamos la palabra sexo nos pueden venir a la mente muchas ideas. Pero cuando a la palabra sexo se le acompaña por el término “conductas”, la cabeza se nos confunde más. Ahora bien, cuando tenemos el trio de “conductas – sexuales – problemáticas”, nos detenemos a pensar “¿qué es eso de ‘problemático’?” Otras preguntas pueden ser: “¿problemático para quién?”, “¿cómo yo sé que es problemático?”, “¿cómo yo lo identifico?”. Todas estas preguntas son válidas y puede que nos surjan más.
Primero, una conducta sexual problemática debe ser vista por etapas de desarrollo. Tomando esto en cuenta, las conductas sexuales problemáticas o inapropiadas para la edad incluyen aquellas que involucran agresión sexual o coerción hacia los pares, imitación de la actividad sexual adulta, u otras conductas dolorosas o dañinas que involucren las partes privadas.
Las etapas del desarrollo
- Para tener una idea más clara de una conducta sexual problemática, de los 0 a los 3 años pudiera incluir: masturbación excesiva que interfiera en las actividades diarias como jugar, comer, dormir, etc.; tratar de rozar y oler el área genital de los adultos; tratar de penetrar a otros abiertamente en la vulva o ano; y tratar de que otros los penetren.
- De los 4 a los 6 años, se deja ese listado y se pudiera ver el forzar a los pares o a niños más pequeños a involucrarse con ellos sexualmente.
- De los 7 a los 10 años, se pudiera observar lo anterior, pero aquí se añade la obsesión con ver a otros desnudos o no respetar la privacidad de los demás; el juego sexual excesivo que interfiera con las actividades sociales, además de iniciar, o tratar de iniciar, actividades sexuales con adultos.
- De los 11 años en adelante, se considera lo anterior, pero se le añade la conducta obsesiva con observar material pornográfico y el comportamiento hipersexual indiscriminado con múltiples pares. Se toma en cuenta que toda actividad sexual adulta que demuestre un menor de edad se considera sexualmente problemática. No obstante, no podemos ver las cosas en blanco y negro. Por ejemplo, los adolescentes de los 14 años en adelante pudieran involucrarse sexualmente con sus pares y esto no se considera problemático siempre y cuando no haya presión, coerción o amenazas. Importante, no puede mediar la fuerza, la obligación.
A veces, pensamos que la niñez que presenta conducta sexual problemática es porque ha sido abusada sexualmente. El mito aquí es atribuirle de forma exclusiva la conducta sexual problemática a haber sido víctima de abuso sexual. En estudios publicados en los últimos 10 años, incluyendo uno del 2022, se han detallado que se observa las conductas sexuales problemáticas en aproximadamente entre el 10% y el 30% de los niños víctimas de abuso sexual.
Es importante que sepamos que la conducta sexualizada también puede estar presentes en niños que han experimentado otros tipos eventos traumáticos. Estos factores incluyen, pero no se limitan a muerte y separación de los padres o cualquier tipología de maltrato. También, vivir en un ambiente altamente sexualizado, exposición a contenidos sexualmente explícitos, actitudes sexuales familiares como la desnudez, oportunidades para presenciar relaciones sexuales y mirar contenido pornográfico
¿Cómo lo voy a identificar?
Verifica si los niños exigen, coaccionan, engañan, obligan o sobornan a otros para que participen en cualquier forma de sexo con penetración, como insertar dedos u objetos en otras vaginas o ano, que busquen u ofrezcan sexo oral, que demuestren un conocimiento del sexo más allá de su edad de desarrollo o que muestren un comportamiento obsesivo con respecto a la conversación sexual. También, toma en cuenta si observas que el niño o la niña hace simulacros de relaciones sexuales, dibuja, busca o comparte imágenes sexualmente explícitas o pornografía, alienta a otros a participar en cualquier forma de actividad sexual mientras observa, participa en juegos previos con otros, y si andan preguntándole a los demás si les gusta la actividad sexual.
¿Qué voy a hacer si veo conducta sexual problemática en mis hijos, mis nietos, mis sobrinos, mis estudiantes, etc.?
Primero, no pierdas la compostura. Tus reacciones podrían ser dañinas para ellos.
Segundo, antes de actuar asegúrate que realmente se trate de una conducta sexual problemática y que esto no tiene que ver con tus prejuicios sobre la sexualidad. Ejemplo de esto: masturbarse es una conducta que se pude considerar normativa, saludable o típica, como le quieras llamar. Pero, masturbarse en forma excesiva y dejar de estudiar, de dormir, de comer, de jugar, de hacer los quehaceres diarios o propios para la edad, ahí es que está el detalle. Esa línea fina es la que lo hace sexualmente problemático.
Tercero, puedes hablar con el niño y preguntarle qué es lo que provoca esa conducta, qué es lo que pasa por su mente previo a comenzar la conducta sexualizada. Si expresa algún tipo de abuso sexual, no hagas más preguntas. Es el momento para referir a la línea de emergencias. Si no es algo relacionado a abuso sexual, busca ayuda con algún profesional de la conducta humana que se dedique a trabajar con sexualidad y con modificación de conducta. Para que tengas una idea, ahí se toma en cuenta lo siguiente: se establecen reglas en cuanto a la privacidad de su cuerpo y los comportamientos sexuales, se trabaja con las estrategias para prevenir y reducir los problemas de comportamientos sexuales y otros problemas de comportamiento, se aprende cómo hablar de temas de educación sexual con el niño, se recibe apoyo en el desarrollo de estrategias y habilidades de prevención del abuso y te ayudan a ti, como adulto encargado, en el establecimiento adecuado de la comunicación para mejorar la calidad de la relación con este niño.
Ten en mente que tus juicios y prejuicios pueden perjudicar la estima de un niño, una niña, un joven o una joven, si no sabes diferenciar las conductas sexuales problemáticas de las que no lo son. Recuerda que la sexualidad es un aspecto natural en los seres humanos, una función de la persona como comer, caminar, leer, estudiar, etc. Y como tal, debe ser un tema tratado con naturalidad, honestidad, cariño, y debe tener su propio espacio dentro del proceso educativo del niño.