“El abuso infantil genera un estrés tóxico que afecta el cerebro de los niños y cada parte de la vida de ese menor. Afecta su percepción de ellos mismos y del mundo. La investigación del abuso no debe revivir el trauma, sino ayudar a sanar.” De esta manera, la entrevistadora forense Crimson Barocca explicó cómo funciona el protocolo para investigar casos de abuso infantil que usan los centros de abogacía por la niñez (Child Advocacy Center) con los que ella trabaja. La experta en casos de maltrato propone un enfoque multidisciplinario en el que los profesionales que manejan el caso trabajan en conjunto, usando la información que el entrevistador forense obtiene del menor.
Su presentación fue una de las conferencias principales del foro “20 años de trabajo y prevención: Luchando contra el abuso sexual y el maltrato”; evento organizado para conmemorar las dos décadas del Programa de Apoyo a Víctimas de Abuso Sexual y sus Familias (PAF) de la Universidad Albizu. El encuentro reunió a profesionales del sistema de bienestar familiar, incluyendo psicólogos, evaluadores, oficiales de seguridad pública y sistema judicial para discutir ideas y mejorar el modelo de intervención en los casos de abuso sexual y maltrato infanto-juvenil, atender a las víctimas y procesar a los agresores. Como parte de la jornada, también se anunció que el Programa de Apoyo a Víctimas de Abuso Sexual y Familias del a Universidad Albizu ahora se conocerá como Casa Albizu y que iniciará el proceso de acreditación para convertirse un centro de abogacía por la niñez (Child Advocacy Center) bajo los estándares del National Children Alliance.
Además de Barocca, quien dirige el Centro de Investigación y Educación sobre la Entrevista Forense del Center for Hope en Baltimore, Maryland, se dirigió a la audiencia el detective Hermes Molina de la ciudad de Arlington en el estado de Virginia. El oficial narró cómo el trabajo de un equipo multidisciplinario que incluye detectives, entrevistadores forenses y abogados, investigó y procesó el caso de una menor de 10 años víctima de abuso sexual por parte de su padrastro. Relató cómo se identificó el problema por una broma que la menor le jugó a su primo, y luego se logró el arresto y confesión del sujeto partiendo de la información obtenida de la entrevista forense a la menor. “La meta de una entrevista forense es crear un lugar seguro con las preguntas apropiadas para que el niño comparta la mayor información posible según sus capacidades”, explicó Molina.
“Cuando no tenemos los sistemas adecuados, las acciones toman más tiempo y eso implica más sufrimiento para las familias. En la Universidad Albizu estamos preparando a estudiantes, profesores, y trabajadores sociales para trabajar con este modelo y hacerlo una realidad para el país”, indicó el doctor Julio Santana, rector del Recinto de San Juan de la Universidad Albizu. Por su parte Larry Emil Alicea, director de la ahora Casa Albizu, aseguró que se han asignado recursos y se trabaja en documentación para solicitar la acreditación del centro para adoptar este enfoque multidisciplinario. “Pero hay que promover un cambio en política pública y fortalecer servicios. Recordemos que los niños tienen voz, tienen derechos y hay que protegerlos” finalizó.