A pesar que las estadísticas en Puerto Rico destacan pocos casos oficiales, el tráfico y explotación sexual es una modalidad del crimen que pasa por alto en diversas sociedades. El tráfico y explotación sexual infantojuvenil se define como un acto sexual comercial realizado por fuerza, fraude o coacción, en el cual se utiliza a un menor para tales actos. En gran medida, la inadvertencia de estos casos se debe a un sin número de factores asociados a la cultura, creencias, poca educación ciudadana en torno a lo que envuelve la trata, lugares de ayuda y hasta los mitos que surgen con este tipo de crimen.
En Puerto Rico se han creado fundaciones que educan y trabajan con la prevención de este problema. También, se han aprobado proyectos de ley para crear conciencia y hasta protocolos de intervención en las agencias del gobierno.Estas iniciativas son evidencia de que la problemática es real en nuestro país. Las agencias estatales y federales están involucradas en la prestación de servicios a la población afectada. Se ha indicado que Puerto Rico es un lugar de tránsito para personas que vienen del extranjero en búsqueda de víctimas. Esfuerzos interagenciales han logrado capturar a potenciales clientes que en su mayoría son adultos. El perfil de esas víctimas estaba delimitado por los intereses de los “clientes compradores”.
La comunidad representa un componente importante para la identificación de potenciales víctimas. Los esfuerzos de educación deben ir dirigidos a todos los miembros de la comunidad, desde el líder comunitario, el líder recreativo, los padres, la maestra, la catequista, el cajero en una tienda de alimentos y hasta el vecino, para que reconozcan las dinámicas que subyacen en el tráfico y explotación sexual a menores de edad.
Para que el tráfico sexual pueda darse deben estar presentes dos figuras: el reclutador o “pimp” y la víctima. La víctima puede ser cualquier niño o joven. Los reclutadores tienen la habilidad para manipular y reconocer los lugares donde pueden encontrar a sus víctimas. Estos atraen a esa víctima con regalos, dinero, equipos electrónicos, ropa y accesorios. Estas personas identifican a los menores que han huido de sus casas, viven en hogares de cuidado sustituto, pertenecen al sistema de justicia juvenil o participan de un grupo, secta o ganga. También, ese “pimp” puede ser un familiar, incluyendo los mismos padres. En muchas ocasiones, la víctima ha presentado un historial de trauma desde la infancia, lo que incrementa la vulnerabilidad.
A continuación se detallan algunas señales para que la comunidad identifique a potenciales víctimas:
- Evasiones del hogar biológico o de los hogares de crianza de forma constante.
- Evasiones de la escuela y ausentismo craso.
- Deserción escolar.
- Antecedentes de abuso sexual y conducta sexualizada.
- Menores sin documentos personales, si han nacido en el extranjero.
- Menores con artículos materiales que no puede costear, incluyendo celulares, prendas, ropa y dinero en efectivo.
- Posesión de alguna identidad falsa.
- Menores con tatuajes sospechosos u otros signos de marca.
- Menores que se involucran con adultos en relaciones sentimentales.
- Exposición de menores con adultos con historial delictivo asociado a alguna modalidad de abuso sexual.
- Menores que han sido encontrados luego de su fuga en un área cercana a un hotel, motel o un sitio conocido de prostitución.
- Posesión de más de un teléfono celular.
- Uso de drogas y alcohol.
- Lenguaje que incluye palabras como: “el juego”, “el trato”, “papi/papá”, “cita” y “jefe”, sin tener un trabajo, ausencia de un padre o pertenecer a un grupo en alguna actividad extracurricular.
- Cambios en el estado de ánimo desde el coraje, aflicción o aparentar algún otro sentimiento sin que sea genuino.
- Signos de violencia física.
- Signos de auto mutilación.
- Enfermedad de transmisión sexual.
- Intentos suicidas.
Es importante establecer que muchas de las víctimas no se perciben a sí mismas como tal. De manera que al identificar alguna señal, es vital la comunicación con las autoridades. A continuación algunos lugares donde pueden encontrar orientación y servicios para las víctimas:
- Policía de PR
- CIMVAS
- CAVV
- FBI
- ICE/HSI
- Departamento de la Familia
- Departamento de Salud
- Ricky Martín Foundation
Es una responsabilidad ciudadana, reportar cualquier incidente que involucre a una potencial víctima de tráfico y explotación sexual.