Hay muchos conceptos erróneos sobre los delitos sexuales, las víctimas de delitos sexuales y los ofensores sexuales en nuestra sociedad. Se ha aprendido mucho sobre estos comportamientos y poblaciones en la última década. A continuación, discutimos algunos mitos y realidades sobre los ofensores sexuales y sus víctimas. También puedes ver la entrevista en el programa Hoy Día Puerto Rico de Telemundo.
Mito: “Solo los hombres abusan sexualmente.”
Realidad: Aunque los hombres tienden a ser la mayoría de los perpetradores, los estudios muestran que las mujeres pueden representar entre el 20% y el 30% de los casos de abuso sexual infantil.
Mito: “La mayoría de las agresiones sexuales son cometidas por extraños.”
Realidad: La mayoría de las agresiones sexuales son cometidas por alguien conocido por la víctima o por la familia de la víctima, sin importar si la víctima es un niño o un adulto.
Mito: “Los homosexuales abusan más de los niños.”
Realidad: Los ofensores sexuales en su mayoría son heterosexuales. La orientación sexual no tiene que ver con el comportamiento ofensivo.
Mito: “Los padres tienen la culpa de una agresión sexual a un menor. Deben proteger a su hijo.”
Realidad: A menudo se acusa a los padres de no proteger a sus hijos. Sin embargo, esto desplaza la culpa y permite a los delincuentes evitar la responsabilidad por las acciones. El ofensor es siempre la persona responsable de una agresión sexual infantil.
Mito: “Los ofensores sexuales atacan espontáneamente cuando ven a una víctima potencial vulnerable.”
Realidad: Muchos ofensores de niños y pedófilos pasan años posicionándose en un lugar de autoridad y confianza dentro de la comunidad, y pueden pasar mucho tiempo “preparando” a un niño.
Mito: “Las personas que cometen agresiones sexuales son pervertidos y enfermos mentales.”
Realidad: Los ofensores sexuales provienen de todos los antecedentes educativos, ocupacionales, raciales y culturales. Son personas que agreden sexualmente a las víctimas para ejercer poder y control sobre ellas e infligir violencia y humillación.
Mito: “La mayoría de los agresores sexuales reinciden.”
Realidad: Los datos de re-convicción sugieren que este no es el caso. Además, las tasas de reincidencia varían entre los diferentes tipos de ofensores sexuales y están relacionados con las características específicas del ofensor y la ofensa.
Mito: “Los niños ‘invitan’ a la agresión sexual actuando de manera seductora.”
Realidad: Ningún niño quiere ser abusado sexualmente. Los adultos cuentan con la capacidad que no tiene un menor de edad y por tanto siempre serán responsables de la agresión sexual.
Mito: “Los ofensores sexuales cometen delitos sexuales porque están bajo la influencia del alcohol.”
Realidad: Es poco probable que una persona que de otro modo no comete una ofensa sexual lo haría como resultado directo del consumo excesivo de alcohol.
Mito: “Los niños que están siendo abusados se lo dirían inmediatamente a sus padres.”
Realidad: Las investigaciones muestran que los niños que han sido agredidos sexualmente a menudo tienen dificultades considerables para revelar o hablar sobre su abuso.
Mito: “La victimización sexual en la niñez inevitablemente resultará en que el niño crezca y se convierta en un ofensor sexual.”
Realidad: La victimización sexual infantil no conduce automáticamente a comportamientos sexualmente agresivos. De hecho, la mayoría de los niños que fueron victimizados sexualmente no cometen actos contra otros. Las investigaciones indican que si un niño revela un incidente de abuso temprano y otras personas cercanas en su vida le creen y lo apoyan, tienen muchas más probabilidades de no convertirse en perpetradores cuando sean adultos.